El exmayor de la Policía Boliviana, Omar Rojas Echeverría, detenido en marzo de 2021 en Colombia, es considerado el “Pablo Escobar de Bolivia” por la magnitud de droga que manejó y las estrechas relaciones con los más altos niveles del Gobierno, según publica la revista colombiana Semana, citando como fuente informaciones de la DEA norteamericana.
Rojas Echeverría es visto como el capo transnacional del narcotráfico y está a punto de ser entregado por Colombia a Estados Unidos para responda ante una corte del Distrito Sur de Nueva York, por las más de 100 toneladas de cocaína y miles de armas que habría manejado junto a una red que tenía enlaces en Perú, Venezuela, Brasil, México y Estados Unidos.
Da cuenta que el expolicía boliviano cayó en virtud a una triangulación y coordinación de vuelos hacia Centroamérica cargados con droga cuyo destino final era Estados Unidos. Informan que las investigaciones de la DEA han logrado documentar que Rojas Echeverría no solo tiene contactos en la agencia antinarcóticos de Bolivia, sino también en las altas esferas del Gobierno de su país.
Asegura que también tuvo la complicidad de militares y miembros del Gobierno y “utilizaron sus cargos oficiales y conexiones para obtener acceso a aeródromos bolivianos con el fin de facilitar los cargamentos de cocaína en grandes cantidades”.
Las investigaciones que se valieron de la declaración un informante clave, indican que para organizar esta red en Bolivia tuvo la protección por parte de las fuerzas del orden en operaciones que se remontarían a principios de 2019 y finales de 2020, cuando fue desarticulada en el periodo de transición entre el Gobierno de Evo Morales y Jeanine Áñez. Las autoridades estadounidenses están aún tratando de establecer estos vínculos con precisión.
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Agrega que en plena pandemia Rojas Echeverría se asoció con Juan (Jorge) Roca Suárez, más conocido como Techo de Paja, un hombre que tuvo negocios con el cartel de Medellín en la década de los noventa.
Utilizando su conocimiento y contactos, el exoficial era el encargado de coordinar el movimiento de aeronaves de alta gama que salían desde pistas clandestinas en el departamento de Beni hacia Centroamérica con destino final a Estados Unidos.
A fin de lograr su objetivo “contrató” a funcionarios de las autoridades de los controles aéreos de Bolivia y Perú para que omitieran sus funciones y permitieran que las aeronaves fueran cargadas con la cocaína y salieran sin ningún tipo de inconveniente.
Sin embargo, no solamente selló millones de dólares por cargamentos de cocaína, sino también por armas que recibió como forma de pago por la droga enviada a Estados Unidos y algunos de sus socios en los países de la región, como Perú, Bolivia y Colombia.
Recuerdan que Roca Suárez debió cumplir una pena de 15 años de prisión en Bolivia por los delitos de narcotráfico, empero recibió una detención domiciliaria en su población natal de Santa Ana-Beni, de donde acudió a un céntrico médico para un chequeo de rutina y luego fugó para evitar la detención.
Desde el 2018 que el gobierno le perdió el rastro, no así los agentes de la DEA, pues lo encontraron después de que conformara, al lado de Rojas Echeverría, esta nueva organización para el tráfico de cocaína.
Aún está bajo sospecha y pendiente de investigación la relación de Omar con su hermano Alexánder Rojas quien fue el inspector general de la Policía boliviana, el tercer cargo en jerarquía de esta institución de la que Omar fue dado de baja por deserción en enero de 2014.
Fuente: ERBOL