Es una estudiante china. A pesar de ser pobre, entró al “mundo de los ricos” y gozó de sus privilegios. El video se viralizó en YouTube.
Conseguir un trabajo relacionado a la profesión, poder mantenerse, pagar los gastos, mudarse solo… Como le sucede a muchos jóvenes, también a Zou Yaqui, una estudiante china de arte de Beijing, China, le preocupaba cómo iba a «sobrevivir» después de graduarse.
Fue entonces que, a principios de este año, decidió plantearse un desafío realmente abrumador: subsistir en la ciudad durante tres semanas sin gastar un solo yuan. Así, en el mes de mayo puso en marcha su plan.
El secreto de su éxito
La joven de 23 años no solo pudo superar la experiencia sino que pasó 21 días viviendo una vida de millonaria, relató el sitio Sixthtone.
Entre otros lujos, tomó el mejor champagne en eventos exclusivos, comió en restaurantes VIP, asistió a los hoteles cinco estrellas de la ciudad, se probó joyas exclusivas en subasta y hasta utilizó un salón de ventas de Ikea como su oficina.
«Aunque soy pobre, pude entrar en el mundo de los ricos y obtener sus cosas gratis», le dijo Zou al sitio. «Quería romper las reglas», agregó.
Un «experimento social»
La joven grabó toda la experiencia y luego convirtió en un proyecto de arte escénico que, desde entonces, se convirtió en una de las obras más comentadas de China en este 2021.
El plan para su experimento de 21 días se gestó durante su último año en la Academia Central de Bellas Artes de Pekín como un intento de hacer pensar a la gente.
Al hacerse pasar por una mingyuan, «infiltrarse» en elegantes lugares de moda y vivir ciento por ciento de los obsequios que proporcionaban, Zou intentó resaltar cómo la sociedad china se ha dividido.
Un labial rojo, un falso bolso Hermès y un equipo de terciopelo le abrieron las puertas del mundo. Foto: Redes sociales
Luego, la artista pasó a la siguiente etapa y aprendió a parecerse a un miembro de la élite china. Pasó horas en las redes sociales estudiando cómo se visten, se maquillan y se comportan. Se lookeó de manera convincente y salió al mundo.
La primera parada fue una sala VIP del aeropuerto al que pudo ingresar con un pase de entrada falsificado. Para su alivio, los agentes de la entrada miraron por arriba el papelito y la dejaron entrar sin más.
«Estaba muy nerviosa y pensé que me expulsarían -le contó Zou a Sixthtone-. Pero nada pasó». Si bien el pase era sólo válido por tres horas, ella terminó quedándose en el lugar durante tres días.
Durmió en un sofá rojo semicircular y comió «tanta comida como fuera posible» de los tres buffets diarios. Al personal no parecía importarle si los huéspedes se quedaban más tiempo del que les correspondía, relató.
La experiencia continuó afuera del aeropuerto en tiendas de primera línea, galerías de arte y espacios de lujo. Incluso, una noche asistió a una subasta con una invitación que le pasó un amigo.
Entre atiborrarse de paté de hígado de ganso y postres de chocolate blanco, se probó varias de las joyas finas que luego se vendieron por millones de yuanes.
El experimento llegó a su fin en el vestíbulo de un hotel de lujo en Beijing. Pasó su última noche durmiendo en un sofá naranja rodeada por un bosque de bambú artificial. En diálogo con el medio, Zou recordó sentir como si los dos guardias de seguridad que estaban cerca la custodiaban para mantenerla a salvo.
El video final de la experiencia fue presentado en la universidad. Además, la joven subió algunos posteos a sus redes sociales y en Weibo -una plataforma china similar a Facebook- contó todo sobre el experimento y se sumó al debate sobre la desigualdad económica que originó.