Jonathan Quilca, un joven de 28 años, perdió la vida en Cochabamba durante enfrentamientos entre las líneas de transporte público 8 y 132.
Profesor recién graduado, también trabajaba en la línea 8. La familia denuncia que fue agredido y secuestrado por personas contratadas por la otra línea, resultando en su muerte al saltar del vehículo en movimiento. Su hermano y él sufrieron múltiples lesiones.
Con esposa e hijos, la tragedia deja a una bebé de seis meses y una niña de 8 años en la orfandad. La autopsia realizada reveló las graves lesiones que llevaron a su fallecimiento.
Familiares y colegas exigen justicia, apuntando a los dirigentes de la línea 132 como responsables del presunto secuestro y agresión. Protestas y bloqueos se llevaron a cabo, mientras los dirigentes de la línea 8 se reunieron con autoridades municipales.
A pesar de meses de conflicto, señalan sorpresa ante la violencia reciente. La policía investiga y ha detenido a un sospechoso. La esposa de Jonathan lo recuerda como un hombre trabajador y dedicado a la familia, quien les había prometido construirles una casa.