Se afirma que la denominada «guerra del gas» en Bolivia fue, según algunos, un golpe de Estado con el propósito de entregar el control del país al narcotráfico.

Afirman que la «guerra del gas» de octubre de 2003, cuyo lema era evitar la venta de gas a Estados Unidos a través de Chile, fue una narrativa falsa que tuvo como propósito derrocar al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada con el objetivo de entregar el poder político al narcotráfico y convertir a Bolivia en un «narcoestado». Estas son las afirmaciones presentadas en el libro «Bolivia: del golpe 2003 a la dictadura/narcoestado» escrito por el académico cochabambino, Hugo Marcelo Balderrama.

El libro fue presentado en La Paz por el Grupo de Estudios «Lidia Gueiler» y sostiene que las instituciones políticas en Bolivia están influenciadas por el poder y las riquezas del narcotráfico. Además, argumenta que están bajo el control de dirigentes que simultáneamente ocupan cargos gubernamentales y son miembros de redes relacionadas con el narcotráfico.

El autor también señala que desde que Evo Morales asumió la presidencia, promovió la legalización de los cultivos de coca en el Chapare, la ocupación de parques nacionales como el Tipnis, y el aumento de los cultivos de coca destinados a la producción de drogas a través del avasallamiento y reversión de tierras.

Se afirma que Gonzalo Sánchez de Lozada fue objeto de conspiración y sedición que resultó en la «destrucción de la nación boliviana», en línea con los objetivos de confrontación promovidos por el Foro de Sao Paulo, un grupo de expansión dictatorial del socialismo del siglo 21.

El libro no atribuye la responsabilidad exclusivamente al Movimiento al Socialismo (MAS), sino también a Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina, quienes en su momento expulsaron a Evo Morales del Congreso, brindándole una plataforma política y convirtiéndose en víctimas del abuso del poder.

El autor también critica a Carlos Mesa por traicionar a Gonzalo Sánchez de Lozada y ser cómplice en lo que describe como un secuestro de Bolivia por parte de una pandilla de políticos del Foro de Sao Paulo con la intención de socavar la democracia boliviana.

El libro argumenta que desde que Evo Morales llegó al poder, Bolivia se ha transformado en un paraíso para el narcotráfico, marcando la muerte de la república en octubre y el nacimiento de un narcoestado. Esto, según el autor, se ha producido en colaboración con algunos sectores de la izquierda y varios partidos marxistas.

En conclusión, el libro considera que Bolivia es un Estado fallido que agota sus ahorros y reservas internacionales, enfrenta problemas económicos debido a la escasez de combustible y dólares, y recibe calificaciones bajas en términos de confianza internacional. Además, argumenta que el país está lejos de ser una democracia con libertad, justicia, igualdad ante la ley y unidad basada en el patriotismo constitucional.

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