El presidente Luis Arce rindió homenaje este jueves en Buenos Aires a la heroína de la independencia y generala de Bolivia y Argentina Juana Azurduy, en cuyo monumento colocó una ofrenda floral con la forma de la tricolor boliviana y la Wiphala.
Arce había informado horas antes en sus redes sociales el homenaje a “nuestra heroína” como punto de partida oficial de su visita a la nación vecina.
El mandatario utiliza con regularidad su cuenta Twitter para honrar la memoria de héroes nacionales y recordar fechas históricas.
«Juana Azurduy flor del Alto Perú, no hay otro capitán más valiente que tú”.
Mercedes Sosa, con esa pasión mestiza del norte argentino cantaba con sentimiento y con amor a la gigante heroína de la independencia americana.
La estampa de la boliviana ascendida en forma póstuma al grado de generala del Ejército argentino pasó a formar parte de la histórica galería de retratos en la Casa Rosada, sede del gobierno en Buenos Aires
Juana nació el 12 de julio de 1780 en el cantón de Toroca que pertenecía al Virreynato del Río de La Plata desde 1776.
Es en Toroca donde Juana aprende, junto a su padre, a andar a caballo y a amar la vida libre del campo.
A los siete años queda huérfana de padre y madre y a los 17 años es internada en el Monasterio de Santa Teresa, donde no llega a completar ni un año y vuelve a casa.
En el cantón Toroca vuelve a entrar en contacto con el mundo indígena. Recupera el quechua de la infancia y aprende el aymara. Trabaja en el campo, en las tareas de la casa, y de vez en cuando visita a Eufemia Gallardo, la madre del que será su esposo, Manuel Ascencio Padilla.
Allí escuchará los relatos de Padilla, que ejercerán una enorme influencia sobre su formación.
Las ideas de la Revolución Francesa –que traían consigo los principios republicanos, la lucha por la igualdad y la libertad– eran afines a los esposos Padilla.
Por eso mismo, ambos formaron parte de la rebelión criolla en contra de los españoles que en 1809 logró la destitución del presidente de la Audiencia de Charcas.
En 1813 el matrimonio se puso a las órdenes de Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército del Norte enviado desde Buenos Aires, que fue quien le regaló su sable.
Azurduy perdió cuatro de sus cinco hijos en las guerras por la independencia.
Formó el batallón denominado “Los Leales”, que colaboró en el éxodo jujeño, transportando entre montañas la artillería en Vilcapugio y sufrieron en la primera línea la derrota de Ayohuma.
En 1814 el batallón logró un enorme triunfo en Tarvita, por lo que el general español Joaquín de la Pezuela ordenó la persecución y ejecución del matrimonio. Madre de cuatro hijos, Juana se refugió con ellos en el Valle de Segura, pero los cuatro murieron de malaria.
Luego de eso Azurduy se entregó completamente a la vida militar, aunque entre combate y combate tuvo una hija.
En 1816, luego de la batalla de La Laguna, Manuel Padilla fue decapitado. Juana recuperó la cabeza de su marido, que era exhibida como símbolo de escarmiento a los rebeldes. Belgrano la asciende a teniente coronel y le reconocen el derecho al uso legal de la jerarquía, el uso de uniforme militar y el mando de tropas.
Antes de morir, vivió un tiempo en Salta. En 1825 el mariscal Antonio José de Sucre fue nombrado presidente vitalicio.Éste le otorgó a Juana una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno del dictador José María Linares.
Juana murió un 25 de mayo de 1862, a los 81 años de edad, sin reconocimiento ni honores militares. El poder Ejecutivo argentino decretó su ascenso post mortem a general de la Nación en el año 2009.
La imagen de Juana Azurduy, madre y guerrillera, decora el “Salón de la Mujeres” de la presidencial Casa Rosada, sede del gobierno argentino.
Cuando el presidente Hugo Chávez visitó la Casa Rosada ese año en Buenos Aires, saludó militarmente a la imagen de la guerrillera y su colega argentina, Cristina Fernández, le dijo: “Hacés muy bien en hacerle la venia. Perdió cuatro de cinco hijos en la guerra por la independencia”.
FUENTE: ABI/