Guerra del Pacífico no fue tal, fue una invasión como ahora efectúan los norteamericanos en los países libres y soberanos para apropiarse de sus riquezas naturales.
El 14 de febrero de 1879 el ejército chileno invade territorio Boliviano tomando el puerto de Antofagasta al mando del blindado Almirante Cochrane y la corbeta O’Higgins.
A las 8 desciende un bote del blindado Cochrane en el que va el capitán chileno José Borgoño el cual busca al cónsul de su país y en compañía de este se dirigen hacia la prefectura, donde entrego al coronel Severino Zapata el siguiente mensaje: «Considerando el gobierno de Chile roto por parte de Bolivia el tratado de 1874, me ordena tomar posesión con las fuerzas a mi mando del territorio comprendido hasta el grado 23». Contestó el coronel Zapata: «No tengo fuerzas con que contrarrestar a tres vapores blindados de Chile, pero no abandonare este puerto sino cuando se consuma la invasión».
Chile toma posesión de la ciudad de Antofagasta sin disparar un solo tiro, anoticiados de la toma de la ciudad de Antofagasta se arma en Calama la resistencia boliviana al invasor chileno, esta resistencia está al mando de Don Ladislao Cabrera abogado de profesión que ejercia en la ciudad de Caracoles, Don Ladislao Cabrera se retira a la ciudad de Calama con 20 gendarmes de la guarnicion de Caracoles para asi armar en Calama la primera línea de defensa contra el invasor.
Don Ladislao cabrera logro armar en Calama un contingente de 135 personas para hacer frente al ejército chileno, el contingente de 135 personas la mayoría civiles y algunos militares tenian el coraje de hacer frente a un ejército realmente superior tanto en dotación de armamento como en soldados el contingente de Calama no disponían sino de 35 rifles Winchester, 8 rifles Remington, 30 fusiles a fulminante, 12 escopetas de caza, 14 revólveres y 32 lanzas.
El 16 de marzo, se presentó en Calama un parlamento chileno. Entregó al señor Cabrera un mensaje del comandante de las fuerzas que se encontraban en Caracoles demandando rendición. Don Ladislao Cabrera contestó que ni la tropa que lo seguía ni el estaban dispuestos «a aceptar o someterse a la intimación que se hacía y que cualquiera que fuese la superioridad de sus contrarios defenderían hasta el último trance la integridad del territorio boliviano».
El mensaje a los integrantes de su escaso contingente Ladislao Cabrera les dijo: «Que sepa Chile que los bolivianos no preguntan cuántos son sus enemigos para aceptar combate».
Los defensores bolivianos empezaron a prepararse para la defensa de Calama, hasta el amanecer del 23 de marzo la defensa estaba ya organizada, cavaron zanjas, levantaron barricadas y destruyeron los puentes Topáter y Carvajal para obstruir el desplazamiento del enemigo.
Las tropas chilenas salen del poblado de Caracoles al mando del coronel Emilio Sotomayor. Eran 544 soldados distribuidos de la siguiente manera: 3 compañías del Regimiento 2º de Línea al mando del Comandante Eleuterio Ramírez (300 soldados), una compañía del 4º de Línea al mando de su Comandante Juan José San Martín(100), 2 piezas de artillería de montaña al mando del Teniente Eulogio Villarreal, un escuadrón de Cazadores a Caballo al mando del Sargento Mayor Rafael Vargas (120 jinetes) y un grupo de civiles reclutados en Caracoles que conformaban Los Pontoneros a cargo del Teniente Coronel Arístides Martinez.
Cuando todo estuvo listo, Cabrera le aconsejo a Eduardo Abaroa que volviese al lado de su familia. El le contesto: “Soy boliviano, esto es Bolivia y aquí me quedo”.
La mañana del 23 de Marzo de 1879 el cruce de fuegos comenzó a las 7 de la mañana. Los atacantes, divididos en dos columnas, avanzaron resueltos a cruzar el río de los puentes Topater y Carvajal, encabezados por unidades de caballería. Los puentes había sido destruidos una semana antes por orden de Cabrera dice el cronista chileno Félix Navarra: «Los chilenos que avanzaron muy confiados fueron recibidos por descargas de fusilería por los bolivianos parapetados en la orilla opuesta del Loa. Se encabritaron los caballos, hubo confusión entre los jinetes y se volvió bridas en un precipitado repliegue. Los bolivianos envalentonados con esta retirada, con un valor digno de ser reconocido, abandonaron sus parapetos y tendiendo con tablas un puente provisorio cruzaron a los río y persiguieron a nuestros cazadores». Los actores en esta acción era el Señor Eduardo Abaroa, el oficial Burgos y 8 rifleros.
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba una resolución que manifiesta de interés una solución que busque el acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico.
Se retiraron casi todos menos un hombre este era Eduardo Abaroa el cual estaba herido y seguía disparando contra el enemigo agarrando los rifles de los compañeros caídos, Eduardo Abaroa era un quijote ayudado por su escudero (un peón) el cual le recargaba los rifles, para seguir resistiendo el paso del enemigo.
El subteniente chileno Carlos Souper narro en una carta que se publicó en un diario de Valparaíso: «Cuando el enemigo desamparo bien las trincheras fuimos avanzando, saltando fosos y cercas, llegando a un cerco chico, donde había muchos matorrales y un fosito de 10 varas de largo, con un puentecito de menos de una vara de ancho por donde había que pasar.
Nos sorprendió constatar que un boliviano desde dentro hiciera fuego a más de 100 hombres, entre caballería y el 2º de línea, que iban a pasar por allí. Pues amigos, nos dio balas duro y fue imposible pillarlo por mucho que se lo buscaba».
Más el combate unipersonal de Abaroa contra Chile no pudo durar sino lo que duraron sus balas. Cuando los chilenos llegaron hasta la zanja lo encontraron apoyado en una de las paredes, sucio de pólvora, sangre y tierra, tratando de mantenerse erguido, pese a que con el de sangre de dos heridas había perdido mucho de su vitalidad. Seguía en actitud desafiante, con el Winchester dirigido a sus enemigos, empuñado fuertemente con las dos manos.
El Coronel Villagrán, a cargo del destacamento Chileno lanzó un grito a su oponente:
* «¡Ríndase!»
El conminante grito resonó en el Paso Topater, y la respuesta, plena de orgullo y llena de la sin razón de los hombres que combaten rugió en el aire:
¿Rendirme Yo?
¡Que se rinda su abuela carajoooo!
Y en ese grito, con esa respuesta, Eduardo Abaroa pasaba a la historia. El coronel Villagrán ordenó el disparo de los fusiles, lo impactaron 3 disparos por lo cual quedó tendido y mientras intentaba seguir disparando murió en el asombro de aquellos soldados chilenos que lo vieron como una gran amenaza. Quienes lo mataron, al ver derrumbarse su cuerpo, creyeron que abatía su rebeldía, que derribaban su insolencia, que silenciaban su grito de cólera. Se equivocaron. Lo hicieron inmortal.
Guerra del Pacífico no fue tal, fue una invasión como ahora efectúan los norteamericanos en los países libres y soberanos para apropiarse de sus riquezas naturales:
Durante La guerra del Pacífico, en las negociaciones de paz de marzo de 1882, con el fin de mediar entre los beligerantes, EEUU envía como mediadores a Cornelius Logan a Chile, James R Partridge al Perú y George Maney a Bolivia. Se inician los tratos con el presidente provisional peruano García Calderón. En ellas además del Departamento de Tarapacá se pedía al Perú la posesión de las provincias de Tacna y Arica para poder ofrecerla a Bolivia como salida al mar y consolidar la presencia de Chile en Antofagasta. Además resguardaba Tarapacá del Perú, ya que limitaría por el norte con Bolivia.
Las relaciones entre ambos países, tras el conflicto, fueron restablecidas por el Pacto de tregua de 1884, que fijó un régimen temporal a la espera de la celebración de un tratado definitivo de paz. El 18 de mayo de 1895, Chile y Bolivia firmaron un Tratado especial sobre transferencia de territorio que posibilitaría el acceso boliviano al mar por Tacna, Arica, Vitor o Camarones, en función del resultado del plebiscito sobre Tacna y Arica. Este tratado fue firmado por Luis Barros Borgoño, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heriberto Gutiérrez, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile.
Finalmente mediante el Tratado de 1904 se normalizaron las relaciones de «paz y amistad», terminando en consecuencia el régimen establecido por el Pacto de Tregua, y se fijaron las fronteras entre ambos países.
El Tratado de 1904 establece que:
Bolivia entrega a Chile la provincia de Antofagasta; Se construirá un ferrocarril que unirá las ciudades de Arica y La Paz Chile concede, en forma definitiva, el libre tránsito de mercaderías (no hay cobro de derechos aduaneros ni restricciones) por territorio chileno desde y hacia Bolivia; y Chile reconoce los acuerdos del Pacto de tregua de 1884 que consisten en franquicias de acceso a los puertos de Antofagasta y Arica para Bolivia.
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba una resolución que manifiesta de interés una solución que busque el acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico.
En diciembre de 2009, el presidente Bolivano Evo Morales, dijo ante la prensa que los tratados firmados con Chile por motivo de la Guerra del Pacífico eran revisables y de ninguna manera intocables, ante estas declaraciones no hubo una respuesta oficial del gobierno chileno. El13 de agosto de 1900, Abraham König, ministro Plenipotenciario de Chile enviado a Bolivia, remitió una nota que expresaba:
‘»Chile ha ocupado el Litoral boliviano y se ha apoderado de él, con el mismo título que Alemania se anexó la Alsacia y la Lorena francesas; nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones»‘.
El Tratado de 1904 se forjó bajo la presión Inglesa-chilena y la fuerza, cuya expresión es la carta de Abraham König, el anuncio de tropas chilenas apostadas en la frontera, sumado a la complicidad e intereses internos antipatrias en Bolivia.
PARA QUE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL TOME MUY EN CUENTA LA VERSION DE UN VERDADERO SOCIALISTA:
El ex presidente de Chile, Salvador Allende (1970-1973), planteó en 1970 un plan de reparación de injusticias con el retorno de Bolivia a las costas del Pacifico, tras ser enclaustrada desde 1879 por una intromisión del imperialismo inglés, según una entrevista realizada por el escritor boliviano, Néstor Taboada.
«En este plan de reparación de injusticias, también he resuelto que el hermano país de Bolivia retorne al mar. Se acabe el encierro que sufre desde 1879 por culpa de la intromisión del imperialismo inglés», señaló el ex mandatario chileno en declaraciones registradas en La Moneda y luego publicadas por Taboada en su libro Salvador Allende; mar para Bolivia.
Bolivia reivindica en diferentes foros internacionales el derecho de recuperar su cualidad marítima y tras presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya
A dos días de posesionarse como presidente del vecino país, Allende, que presidía la Unidad Democrática y Popular, dijo además que «no se puede condenar a un pueblo a cadena perpetua».
Taboada, también resalta que el ex presidente chileno afirmaba: «Bolivia retornará soberana a las costas del mar del Pacífico».
Allende no alcanzó a coronar sus planes y murió durante el golpe de Estado ejecutado por Augusto Pinochet el 11 de setiembre de 1973.
«No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima», afirmó Allende, el primer presidente marxista leninista de América Latina.
Chile invadió suelo boliviano en febrero de 1879 y desató una contienda bélica que terminó cercenando sus 400 kilómetros de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de litoral.
Desde entonces, Bolivia reivindica en diferentes foros internacionales el derecho de recuperar su cualidad marítima y tras presentar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en 2013, el respaldo que recibió fue creciendo paulatinamente.
El pasado martes, el presidente Evo Morales homenajeó la figura del fallecido líder chileno.
«Allende era un verdadero socialista. Sí. No como ahora que hay falsos socialistas en Chile», sostuvo el jefe de Estado boliviano.
Es por estas razones que el 23 de marzo es declarado el día del mar, donde se rinde homenaje al máximo héroe Boliviano Eduardo Avaroa, quien resistio la invasión Chilena.
Hoy, en nuestra América soplan otros vientos; somos un continente de paz, sin guerras, sin confrontaciones. Bolivia quiere que se busque una solución pacífica ante la injusticia histórica.
El primer paso está dado. Bolivia levanta la verdad y no el fusíl. Mientras la Justicia Internacional tiene en sus manos este planteamiento, se seguirá escuchando en el mundo MAR PARA BOLIVIA!
Fuente: Paola Pérez es periodista boliviana (Telesur)