El líder del PT triunfó por cerca de cuatro puntos, muy por debajo de la amplia diferencia que según los sondeos lo habían colocado como un favorito total, e insuficientes para evitar el balotaje previsto para el 30 de octubre, que definirá el futuro presidencial de la segunda economía del hemisferio.
El mandatario, que en la campaña había planteado diversidad de dudas sobre el trámite de la elección, no reconoció inmediatamente los resultados.
Bolsonaro había planteado que tenía todo para lograr su reelección por una clara diferencia y que en caso contrario habría un fraude.
El día de la elección insistió sugestivamente que solo reconocería las elecciones si eran limpias, sin dar otros detalles y dejando abierta la posibilidad de denunciarlas.
El escrutinio
El controvertido presidente brasileño encabezó el escrutinio por una diferencia por momentos superior a los seis puntos hasta bastante más allá del 50 por ciento del conteo, que fue cuando Lula logró darlo vuelta. Se debió a la recepción de los votos especialmente del nordeste, que es un espacio territorial leal al ex gobernante.
Un detalle importante que dejó la jornada es el avance de la senadora centroderechista Simone Tebet quien quedó en tercer lugar, superando al centroizaquierdista Ciro Gomes, quien siempre ha sido el tercero en estas confrontaciones.
Ese movimiento confirma, según los analistas, un posicionamiento hacia el centro y el centro derecha de la sociedad brasileña que implicará un fuerte desafío para el líder del PT en su carrera por la presidencia.
El líder del PT obtuvo 5 puntos de ventaja sobre el actual mandatario, menos de lo que se esperaba. Se enfrentan el 30 de octubre.
En un resultado que no estuvo en el cálculo de ninguna de las encuestadoras y prácticamente tampoco de la mayoría de los analistas, el ex presidente socialdemócrata Lula da Silva se impuso este domingo en la primera vuelta de la históricas elecciones de Brasil, pero por una diferencia mucho menor a la esperada frente al presidente Jair Bolsonaro, sorpresa de la noche.
El líder del PT triunfó por cerca de cuatro puntos, muy por debajo de la amplia diferencia que según los sondeos lo habían colocado como un favorito total, e insuficientes para evitar el balotaje previsto para el 30 de octubre, que definirá el futuro presidencial de la segunda economía del hemisferio.
El mandatario, que en la campaña había planteado diversidad de dudas sobre el trámite de la elección, no reconoció inmediatamente los resultados.
Bolsonaro había planteado que tenía todo para lograr su reelección por una clara diferencia y que en caso contrario habría un fraude.
El día de la elección insistió sugestivamente que solo reconocería las elecciones si eran limpias, sin dar otros detalles y dejando abierta la posibilidad de denunciarlas.
El controvertido presidente brasileño encabezó el escrutinio por una diferencia por momentos superior a los seis puntos hasta bastante más allá del 50 por ciento del conteo, que fue cuando Lula logró darlo vuelta. Se debió a la recepción de los votos especialmente del nordeste, que es un espacio territorial leal al ex gobernante.
Un detalle importante que dejó la jornada es el avance de la senadora centroderechista Simone Tebet quien quedó en tercer lugar, superando al centroizaquierdista Ciro Gomes, quien siempre ha sido el tercero en estas confrontaciones.
Ese movimiento confirma, según los analistas, un posicionamiento hacia el centro y el centro derecha de la sociedad brasileña que implicará un fuerte desafío para el líder del PT en su carrera por la presidencia.
Lula da Silva precisamente hizo campaña en esa línea, mostrándose con frecuencia con los empresarios más importantes de Brasil y reivindicando la responsabilidad fiscal y el respeto al libre mercado como uno de los lemas de su eventual gobierno.
En ese esfuerzo, prometió, además, como hizo en sus anteriores gestiones, que podía producir un alivio a los sectores más golpeados por la pobreza en este enorme país que tiene poco más de 30 millones de indigentes, con problemas concretos de alimentación.
No es claro qué sucederá en el segundo turno de las elecciones. Un dato notorio es que Lula no consiguió el voto útil que había demandado, es decir que la gente lo votará para no perder su sufragio en alternativas que no tenían oportunidad.
Hay cuatro semanas muy complejas hacia adelante. Lula había dicho en una rueda de prensa en San Pablo, horas antes de las elecciones, que preveía la posibilidad de una segunda vuelta, y que si eso sucedía iba a constituirse otras clase de elecciones.
Sugirió en ese sentido que intentaría atraer los votos tanto de Tebet como los de Ciro Gomes, que ocupó un ministerio durante uno de sus gobiernos. Esa seducción se mide en oferta de poder, vía ministerio entre otros procedimientos.
Bolsonaro en ningún momento dudó de su eventual victoria y con eso estimuló a sus seguidores. Era su vínculo con un electorado que lo venía llamando “mito” y que ha profesado una lealtad personalista al extremo que algunos de sus seguidores habían prometido reaccionar con violencia si las urnas le eran esquivas.
Lula y Bolsonaro
No es claro qué sucederá en el segundo turno de las elecciones. Un dato notorio es que Lula no consiguió el voto útil que había demandado, es decir que la gente lo votará para no perder su sufragio en alternativas que no tenían oportunidad.
Hay cuatro semanas muy complejas hacia adelante. Lula había dicho en una rueda de prensa en San Pablo, horas antes de las elecciones, que preveía la posibilidad de una segunda vuelta, y que si eso sucedía iba a constituirse otras clase de elecciones.
Sugirió en ese sentido que intentaría atraer los votos tanto de Tebet como los de Ciro Gomes, que ocupó un ministerio durante uno de sus gobiernos. Esa seducción se mide en oferta de poder, vía ministerio entre otros procedimientos.
Bolsonaro en ningún momento dudó de su eventual victoria y con eso estimuló a sus seguidores. Era su vínculo con un electorado que lo venía llamando “mito” y que ha profesado una lealtad personalista al extremo que algunos de sus seguidores habían prometido reaccionar con violencia si las urnas le eran esquivas.
En Brasilia han corrido rumores de una ofensiva de los camioneros, alineados totalmente con el gobernante, con piquetes en avenidas, rutas y calles, apuntando al Tribunal Superior Electoral, si el fallo no les era favorable.
Según Bolsonaro, tenía todo para reunir el 60 por ciento de los votos. Hizo, de todos modos una exitosa elección, con una enorme recaudación de votos. Y mantiene su oportunidad de retener el gobierno.