Se despertó de la anestesia luego de haber dado a luz a su primogénito y le dieron la peor noticia que una persona puede recibir jamás: su bebé no había logrado sobrevivir al parto. Ni siquiera se le permitió ver el cadáver.
Ese día su existencia perdió algo irrecuperable pero pudo continuar. Tuvo otros tres hijos y la vida transcurrió con cierta tranquilidad en su amado Temuco, en Chile. Hasta que casi 40 años después, el destino la volvía a desafiar aunque esta vez la perspectiva era distinta.
A más de 8 mil kilómetros de allí, en Texas, Estados Unidos, Tyler Graf atravesaba su propia pesadilla. A sus 38 años, el hombre, que era adoptado y guardaba un fuerte resentimiento hacia su madre biológica por abandonarlo al nacer, recibía una impactante noticia.
Una noticia que iba a modificar su vida por completo: su madre no lo había abandonado como él siempre había pensado, sino que fue robado de la cuna ni bien nació para ser vendido, mientras a su madre le hicieron creer que había muerto.
Graf fue criado en Minnesota “por una familia muy amorosa y afectuosa”, que adoptó al niño chileno cuando era un bebé.
Pero en realidad, según informó el programa “Good Morning America” de ABC News, Graf fue víctima de una compleja red de tráfico internacional que se organizó en todo el mundo e incluía a profesionales médicos, el gobierno chileno y la Iglesia Católica.
«Se estima que entre 8 mil y 12 mil niños fueron adoptados ilegalmente o por la fuerza en Chile en las décadas de 1970 y 1980 durante la dictadura militar de Augusto Pinochet», le contó Click2Houston el abogado de Graf, Anthony Clarkson.
A pesar de todo su dolor y rencor, Graf, de todas maneras, decidió buscar a su madre. Fue luego de que un bombero chileno viajara a Houston para entrenarse como parte de un programa de intercambio.
A pesar de todo su dolor y rencor, Graf, de todas maneras, decidió buscar a su madre. Fue luego de que un bombero chileno viajara a Houston para entrenarse como parte de un programa de intercambio.
Al enterarse de la historia de Graf, el bombero lo contó que su madre, Marisol Rodríguez, dirigía una organización en Chile llamada «Hijos y Madres del Silencio», que ayudaba a reconectar familias separadas por adopciones ilegales y forzadas, y que seguro podía ayudarlo a encontrar a su madre.
Cuando la madre se enteró, rompió en llanto y contó que nunca olvidó la desgarradora pérdida y lloraba a su hijo en su cumpleaños todos los años, hasta que recibió la llamada de Hijos y Madres del Silencio en mayo de 2021.
“No pude digerir la información”, le dijo al Times. “No podía entender lo que estaba pasando. Cada músculo de mi cuerpo se tensó y saltaron las lágrimas de mis ojos. Sentí que me había golpeado un bate y estaba viendo estrellas”.
“Fue el abrazo más conmovedor de mi vida”, relató Graf sobre el momento en que finalmente, luego de casi 40 años, se vieron cara a cara con su madre.
“Simplemente nos abandonamos en los brazos del otro y nos abrazamos y ella me besó y nos quedamos allí llorando”, agregó.
Desde entonces, Graf también viajo a Chile por primera vez para reunirse con su madre y hermanas en su lugar de nacimiento.
Pero en medio de todas estas sacudidas emocionales, Graf explicó que está tratando de que su familia adoptiva no se sienta dejada de lado.
“Ahora, estoy entre familias. No quiero herir los sentimientos de mis padres adoptivos o los sentimientos de mi madre biológica, por lo que es un buen equilibrio en este momento”, explicó.
“Estamos recuperando 38 años de tiempo perdido”, dijo. “Tiempo que no podemos recuperar”, cerró.
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