Los sucesos cardíacos en el ámbito futbolístico, como el caso de Antonio Puerta en 2007 y el más reciente de Tom Lockyer, capitán del Luton Town de la Premier League, siguen conmocionando a los fanáticos, debido a la idea y percepción generalizada de la sociedad, la cual cree que los atletas, estando sujetos a rigurosos controles de salud, representan el paradigma de la condición física óptima.
Durante los últimos años pareciese que los casos fueron dándose con más frecuencia, sobre todo después de la pandemia. Christian Eriksen estuvo muerto por unos minutos el 12 de junio del 2021, durante un partido de la Eurocopa entre Dinamarca y Finlandia. Sergio Aguero se vio obligado a retirarse del fútbol profesional tras sufrir una arritmia en pleno duelo contra el Deportivo Alavés el 30 de octubre del 2021. El 14 de enero del 2022, Pierre Emerick Aubameyang no pudo disputar un partido con su selección en la Copa Africana de Naciones después de que los médicos de la CAF le detectaran una afección cardíaca tras haber contraído COVID-19. El colombiano Andrés Balanta murió de un paro cardíaco tras desplomarse luego de un entrenamiento el 29 de noviembre del 2022 y en noviembre de este año el jugador ghanés Raphael Dwamena perdió la vida durante un encuentro entre el KF Egnatia y el Partizani Tirana de la liga de Albania.
En diálogo con Infobae, el cardiólogo Mario Fitz Maurice sostiene que, “son hechos que son muy poco frecuentes, con una incidencia entre 1 de cada 150 mil deportistas al año”, y que “durante la pandemia, hubo mayor incidencia de miocarditis en los pacientes que tuvieron infecciones por COVID. Los casos siguen siendo los mismos (en relación a la cantidad anual promedio), pero se difunden más y son más visibles. Ya no es algo tan raro y entonces pareciera ser que son más”.
“Todos hemos visto jugadores de élite que han tenido este tipo de eventos y a nadie se le ocurre pensar que esos deportistas no fueron estudiados exhaustivamente”, reconoce Maurice (MN 83671). “Sus estudios arrojaron resultados normales en el momento de la evaluación, pero las condiciones pueden cambiar: desde la temperatura ambiental, la corporal, la descarga de adrenalina y los distintos cambios biológicos que puede tener una persona, que hacen que en ese momento se puedan dar todos esos factores juntos y se desencadene esa arritmia en un corazón estudiado y visto como normal”, explica.
Para entenderlo desde otra perspectiva, el psicólogo deportivo Diego McGuire considera que “un futbolista, antes de ser deportista, es una persona, por lo cual, a la hora de tener competencias seguramente va a tener un factor de estrés. El sistema en su totalidad va a estar influenciado por una tensión emocional y una tensión psicológica que obviamente va a influenciar en el aparato locomotor del deportista, en el aparato biológico del deportista (en sus órganos), siendo uno de ellos el corazón”.
Centrándose en la definición que hace referencia a que un deportista primero es una persona, el psicólogo clínico y deportivo afirma que algunos jugadores saltan al campo con tensiones emocionales y psicológicas de la alta competencia (presiones y exigencias de resultados, de sponsors, económicas), así como también personales (problemas familiares, de pareja, económicos, etc). “Todo eso va a estar dentro del campo de juego, conviviendo con sus pensamientos, emociones y su sistema locomotor físico”, apunta.
El también coach en neuroentrenamiento deportivo concluye: “Estas tensiones físicas y psíquicas pueden verse representadas con un aceleramiento del ritmo cardíaco, con una disritmia, con distintas problemáticas a nivel cardíaco, de circulación sanguínea o por presión alta. Desde ya que puede estar totalmente asociado a factores de tensión emocional y psicológicos”.
La preocupación se apodera del ambiente. La desesperación, el miedo y la incertidumbre entran en acción cada vez que un jugador cae desplomado sobre el césped o se detiene en seco luego de sentir anormalidades en su pecho. El 24 de noviembre del 2021, el maliense Adama Traoré se desvaneció tocándose la zona del corazón a los 70 minutos del duelo entre el Sheriff y el Real Madrid por Champions. El 11 de diciembre de ese año, el defensor del Manchester United Victor Lindelof acusó problemas repentinamente y debió marcharse al vestuario con los médicos en un encuentro ante Norwich por la Premier League y recientemente Dragisa Gudelj perdió el conocimiento en el Córdoba – Melilla de la Tercera División española.
“Lo que debe hacer el equipo médico que trabaja con deportistas es detectar las posibles causas que pueden llegar a no estar visibles estrcuturalmente en el corazón, pero que pueden provocar este tipo de eventos”, sugiere Fitz Maurice y agrega: “Esas causas son poco visibles con los estudios porque no aparecen en el momento de la evaluación. Los estudios dan normales y pueden aparecer en algún evento deportivo con un paciente que ha sido profundamente estudiado y que todos sus estudios clinicos dieron normales”.
“Es fundamental contar con servicios de primeros auxilios que incluyan desfibriladores y gente capacitada para hacer RCP”, remarca el Director del Instituto Nacional de arritmias INADEA y añade: “Los primeros respondientes (cuando sucede un caso) pueden ser el propio compañero de equipo, el árbitro, el rival. Pero tiene que ser alguien que sepa hacer RCP y utilizar desfibriladores. Existen capacitaciones para eso. Pero también tiene que haber este tipo de aparatos, que lo que hacen es cortar con la arritmia que provoca la muerte súbita. Son aparatos muy sencillos de manejar y son fundamentales y obligatorios por la ley nacional 27.159 en los centros de actividades deportivas”.
Finalmente, con la intención de prevenir cualquier episodio similar, el también Jefe del servicio de arritmias del Hospital Rivadavia, alienta al chequeo continuo: “Estar controlado por cardiólogos y deportólogos que puedan hallar los mínimos signos con precocidad para prevenir este tipo de eventos”. A su vez, advierte que “bajo ningún concepto se haga actividad física en lugares que no cuenten con desfibriladores y gente capacitada para hacer RCP. Además de que la ley así lo exige, los jugadores lo tienen que exigir porque es el cuidado de sus vidas y de las de sus compañeros”.
Christian Eriksen y el Kun Aguero: dos casos similares y diferentes a la vez
Ambos referentes del fútbol sufrieron problemas cardíacos de distintos niveles. Mientras que uno cayó desplomado sobre el césped, el otro se paró en seco y pidió la intervención del servicio médico. Ambos fueron intervenidos quirúrgicamente. A uno le colocaron un DAI (Desfibrilador Automático Implantable), mientras que al otro le instalaron un registrador de eventos. Uno continuó jugando y otro anunció entre lágrimas su retiro del deporte profesional.
En lo que respecta al mediocampista danés, sufrió una muerte súbita y se le colocó un desfibrilador por indicación del especialista que lo examinó. 259 días después de ese conmocionante episodio, y con 30 años, el jugador volvió a la alta competencia bajo la camiseta del Brentford en la Premier League, aún en contra de las recomendaciones médicas.
En el caso del delantero argentino, los especialistas que lo estudiaron consideraron que no era necesaria la implementación de un DAI. Con el registrador de eventos, tanto el futbolista como el médico son capaces de detectar cualquier anomalía que se presente en tiempo real y, si en algún momento tiene una arritmia que necesite un desfibrilador implantable, se le sacará ese chip y se le colocará el Desfibrilador implantable.
Al Kun, sin embargo, sí le restringieron la actividad deportiva profesional por prevención a que pueda ser víctima de un episodio aún más grave. “Hay enfermedades en los menores de 35 que pueden exacerbar las posibilidades de arritmia con el deporte, entonces cuando se suspende el deporte competitivo, y le dan un tratamiento médico y un control, las arritmias no aparecen. Son patologías diferentes y decisiones personales diferentes”, sentencia Mario Fitz Maurice.
Algunos jugadores y referentes del deporte que sufrieron problemas cardíacos
Antonio Puerta (2007)
Dani Jarque (2009)
Davide Astori (2018)
Iker Casillas (2019)
Daley Blind (2019)
Sergio Aguero (2021)
Christian Eriksen (2021)
Fabrice Muamba (2021)
Victor Lindeloft (2021)
Andrés Balanta (2022)
Pierre Emerick Aubameyang (2022)
Dragiša Gudelj (marzo y diciembre 2023)
Tom Lockyer (2023)
Raphael Dwamena (2023)