El número de muertos por el ataque al consulado de Irán en Damasco aumentó a 13, con siete iraníes y seis sirios fallecidos.
Los cuerpos de siete guardias revolucionarios iraníes, incluido el jefe de la Fuerza Quds en Siria y Líbano, fueron recuperados, junto con cuatro sirios. Irán acusa a Israel y promete represalias. El líder supremo, Alí Khamenei, exige venganza, mientras el presidente, Ebrahim Raisi, condena el ataque como una violación de las normas internacionales. Israel no comenta sobre el incidente.
Irán también acusa a Estados Unidos, aunque este niega su implicación. El ataque aviva las tensiones en la región, exacerbadas por conflictos previos. China y Rusia condenan el ataque, instando a la moderación para evitar una escalada. Hezbollah promete venganza, y la UE insta a la contención. El Consejo de Seguridad de la ONU debatirá el asunto. El ataque evidencia la rivalidad entre Irán e Israel, con consecuencias potencialmente graves para la región.