Un grupo de expertos cree haber descubierto en una carta anónima valiosa información que permitiría saber quién fue la persona que delató a Ana Frank y su familia ante la Gestapo.
Un equipo compuesto por 30 especialistas (entre ellos criminólogos, psicólogos, analistas de datos y científicos forenses) trabajó cinco años en el caso, y ahora cree haber descubierto quién fue la persona que delató a Ana Frank y a su familia ante la Gestapo en agosto de 1944. Los resultados de los análisis, en los que se incluyó inteligencia artificial, señalan que el notario judío neerlandés Arnold van den Bergh entregó a las autoridades ocupantes alemanas una lista con los lugares donde los judíos se escondían en Ámsterdam para salvar la vida de su propia familia. En la lista se encontraba la dirección del anexo secreto en Prinsengracht 263 (Ámsterdam) donde se encontraba Ana Frank.
Copia del diario de Ana Frank que se encuentra en el Centro Ana Frank de Berlín.
La principal prueba de este hallazgo es una copia de una carta anónima que recibió el padre de Anna, Otto Frank, en 1946. En ella ya se menciona el nombre del notario. De acuerdo con el equipo de especialistas, esta pista era conocida, pero no se había hecho un seguimiento acucioso de ella. El notario Arnold van den Bergh era miembro fundador del Consejo Judío, una entidad impuesta por los nazis para ayudar en las deportaciones, por lo que tenía muchos contactos y, en principio, estaba a salvo. Pero en 1944 esa protección desapareció y, desesperado, habría optado por traicionar los escondites de varias familias judías con la esperanza de salvar su propia vida, la de su esposa y las de las tres hijas de ambos. El notario habría guardado una copia con las direcciones de los escondites como «seguro de vida”.
Otto Frank apuntó a los judíos
La investigación aparece en el libro «The Betrayal of Anne Frank” («La traición a Ana Frank”), de la canadiense Rosemary Sullivan. En él se dice que Otto Frank podría haber ocultado el nombre del supuesto traidor por temor, quizás, al antisemitismo de la posguerra. «En ese momento, su escondite en Ámsterdam fue desvelado al Jüdische Auswanderung («Emigración Judía”, JA por sus siglas en alemán, que organizaba las deportaciones a Alemania y Polonia) por A. van den Bergh… El JA tenía una lista completa de direcciones que él había proporcionado”, indicaba la carta que llegó a las manos del padre de Ana. En una entrevista posterior, Otto Frank mencionó que los judíos lo «habían traicionado”.
La Policía neerlandesa hizo dos grandes investigaciones para descubrir al delator, una en 1948 y otra en 1963, ambas centradas en uno de los trabajadores del almacén, Wilhelm van Maaren, como principal sospechoso de informar sobre el paradero de la familia Frank, pero ninguna fue capaz de encontrar evidencias concluyentes que determinaran su culpabilidad. Precisamente una copia mecanografiada con el nombre de Van den Bergh (1886-1950) como posible delator estaba en una lista en el expediente de la investigación de 1963.
Misterio histórico… ¿resuelto?
A 77 años del término de la Segunda Guerra Mundial, no hay certeza absoluta, dice el exinvestigador del FBI Vince Pankoke, quien jugó un importante papel en la investigación. «Nuestra teoría tiene, sin embargo, un grado de certeza del 85 por ciento», dijo en una entrevista con Deutschlandfunk. «No tenemos un arma humeante, pero sí un arma caliente con casquillos vacíos a su alrededor”, agregó en otra entrevista, esta vez con la emisora neerlandesa NOS. El objetivo de la investigación no es acusar a nadie, sino resolver el misterio histórico de quién fue quien entregó a la familia Frank a la Gestapo, añadió.
La reconstrucción de los hechos históricos dice que la dirección del Anexo Secreto llegó a manos de un oficial alemán de las SS, que envió a un grupo de sus hombres a arrestar a la familia de Ana Frank. Los investigadores admiten, empero, que faltan aún evidencias concluyentes sobre cómo el notario filtró la dirección y quién escribió la nota anónima que convenció a Otto Frankde esta teoría.
El que fuera el escondite de la familia Frank es hoy el museo Casa de Ana Frank.
Tras la traición, los nazis deportaron a la familia al campo de concentración de Auschwitz. El 30 de octubre de 1944, Anna y su hermana Margot fueron enviadas desde Auschwitz a Bergen-Belsen. En febrero de 1945, con 15 años, Ana Frank murió asesinada. Solo su padre sobrevivió al Holocausto.
Hay que tener cuidado
Fue la secretaria de Otto Frank, Miep Gies, quien no solo acogió a la familia durante la guerra, sino además halló el diario en el anexo, lo guardó y se lo entregó a su jefe tras el fin de la guerra. Él se dedicó a resguardar el legado de su hija hasta su muerte, en 1980, y publicó en 1946 la primera edición en neerlandés del texto de su hija, bajo el título «Het Achterhuis» («La casa de atrás»). Los escritos hoy están en manos del Instituto Neerlandés para la Documentación de la Guerra y los derechos de autor de la obra pertenecen al Fondo Ana Frank.
La primera traducción al alemán se publicó en 1950. En español vio la luz en 1955 con el título «Las habitaciones de atrás», aunque posteriormente se comercializó con el nombre de «El diario de Ana Frank». Ya en 1960 el libro había alcanzado circulación mundial y vendido más de 3,5 millones de copias. Hasta hoy es una de las obras más leídas del mundo, con más de 30 millones de ejemplares vendidos.
El director del museo Casa de Ana Frank, Ronald Leopold, subrayó que el reciente análisis es «muy bueno y cuidadoso”, pero cree que faltan piezas importantes del rompecabezas y «se necesita más investigación” sobre esta teoría. «Hay que tener cuidado con colocar a alguien en la historia como un traidor a Ana Frank si no se está 100 o 200 por ciento seguro de ello”, añadió. Otros expertos en Países Bajos también se han mostrado críticos en la televisión pública, considerando esta conclusión «una suposición” por la falta de una prueba irrefutable.
Con información de EFE y AFP.
(ms)