La leyenda del supuesto «gran robo» de las elecciones en EE. UU. apenas parece haber comenzado. Los seguidores de Trump buscan poner en cargos clave a conspiracionistas que tejen la leyenda de las “elecciones robadas”.
Los republicanos «MAGA” (Make America Great Again) de Donald Trump están tratando de colocar a los negadores de las elecciones en cargos decisivos antes de las elecciones presidenciales de 2024. Si tienen éxito, aquellos que declaren los resultado de los próximos comicios presidenciales en Estados Unidos podría importar más que los candidatos por los que voten los estadounidenses.
Los ciudadanos de EE. UU. irán a las urnas el 8 de noviembre para elegir un tercio de su Senado y todos los escaños de la Cámara de Representantes en el Congreso. Mientras Trump afirma que «el peligro para la democracia proviene de la izquierda radical», Biden promete que luchará contra quienes buscan abolir «la libertad de votar y que el voto sea contado».
Esta votación podría marcar el inicio de una fase en la cual los resultados electorales sean vistos como una «base para la negociación», en lugar de un resultado que debe ser respetado.
La estrategia de negación de los resultados electorales
El ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 marcó una violenta escalada de la narrativa de «negación de las elecciones». Hoy, Donald Trump, sigue pidiendo «nuevas elecciones, ya». Esto a pesar de que una investigación de los abogados electorales republicanos concluye que las elecciones «se perdieron, no fueron robadas». Su informe también advierte que los estadounidenses «perderemos nuestra democracia» si «pierden la confianza en que nuestras elecciones son libres y justas.»
Incluso el gobernador de Florida, Ron DeSantis, que podría ser el republicano nominado para las presidenciales de 2024, ha dicho que las elecciones de 2020 fueron «tremendamente corruptas».
Así, la narrativa del «gran robo» se ha convertido en la corriente principal dentro del campo conservador. De hecho, Trump la ha convertido en obligatoria para los candidatos que buscan su apoyo.
Elección de negacionistas de los comicios
En el escenario del encuentro anual de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) de los republicanos en Texas, la política derechista Kari Lake llegó a decir que «Dios» la había elegido como gobernadora y que no «cree ni por un segundo que Dios cometa errores.» Esta es solo la última de varias insinuaciones de que es probable que siga el libro de jugadas de Trump para no aceptar una derrota electoral, y punto.
Es más, el candidato republicano a la secretaría de Estado de Arizona fue visto en las imágenes de video del atentado del 6 de enero. Mark Finchem es un miembro confeso del grupo de extrema derecha Oath Keepers, un grupo del que varios de sus miembros están siendo juzgados por el ataque al Capitolio. Un tercer negacionista de las elecciones se presenta como candidato republicano a fiscal general de Arizona, el mismo hombre o mujer que iniciaría y supervisaría los procedimientos para verificar si hay fraude cuando se anuncien los resultados de las elecciones presidenciales de 2024.
Si los tres son elegidos, Arizona podría terminar con negadores de las elecciones supervisando el reparto y el recuento de votos, junto con la certificación y la posible impugnación de los resultados de los comicios en un estado decisivo.
Donald Trump y sus seguidores están repitiendo este patrón en todo el país. Tras haber fracasado en su intento de convencer a los secretarios de Estado de Arizona, Georgia y otros lugares para que cambien los resultados y certifiquen una falsa victoria de Trump en 2020, el expresidente se está centrando ahora en cambiar a los secretarios de Estado, un funcionario clave, encargado de organizar las elecciones y, de manera crucial, certificar los resultados electorales.
Una señal para demócratas y autócratas
“La proporción de personas que viven en autocracias ha pasado del 49% al 70%, solo en la última década”, señala a DW Staffan Lindberg, profesor y director del Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo.
Los resultados de las elecciones a mitad de mandato en Estados Unidos, también son importantes para el resto del mundo, considera Lindberg, y concluye que serán «una señal tanto para autócratas como para demócratas» en todo el globo.
(jov/cp)