La OMS destaca que el ejercicio regular previene enfermedades no transmisibles como cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes y diversos tipos de cáncer. Además, contribuye a mantener un peso saludable, prevenir la hipertensión y mejorar la salud mental.
Consecuencias de la Inactividad:
- Aumento de peso.
- Pérdida de masa muscular y resistencia.
- Debilitamiento óseo y pérdida mineral.
- Alteraciones metabólicas y problemas de síntesis de grasas y azúcares.
- Deterioro del sistema inmunitario y mala circulación sanguínea.
- Mayor inflamación y desequilibrio hormonal.
Vínculo entre Inactividad y Enfermedades: La falta de ejercicio se relaciona con riesgos de obesidad, enfermedades cardíacas, hipertensión, colesterol alto, ciertos cánceres, osteoporosis y trastornos mentales como depresión y ansiedad.
Impacto de la Inactividad en la Obesidad: Mayo Clinic subraya que la obesidad, más que un problema estético, aumenta el riesgo de diversas enfermedades. La actividad física regular es esencial en el tratamiento contra la obesidad.
Retomar el Ejercicio Gradualmente: Después de periodos de inactividad, el retorno al ejercicio debe ser gradual. Se recomienda empezar lentamente, incorporando pequeños cambios y aumentando la intensidad progresivamente. La meta es alcanzar la cantidad recomendada de ejercicio para la edad y salud personal.
Consejos Prácticos:
- Registrar días y tipo de ejercicio.
- Evaluar sensaciones después de cada sesión.
- Integrar actividad física en actividades cotidianas.
- Seleccionar ejercicios preferidos y convenientes.
- Tener un plan alternativo para climas adversos.
¡No te Sobrecargues! Recuerda que realizar incluso pequeñas cantidades de ejercicio es mejor que la inactividad total. Adopta un enfoque gradual y sostenible para mejorar tu bienestar general.