La situación representa un impacto directo en el flujo de dólares al país, esta situación constituye un “agujero negro” que se tragará la economía si no se hacen ajustes, advierten analistas
Bolivia enfrenta una crítica crisis económica con un creciente déficit en su balanza energética, alcanzando un aumento del 20% respecto al año anterior. En 2023, el país importó 926 millones de dólares más en combustibles de los que vendió en hidrocarburos.
Expertos advierten que esta situación podría convertirse en un «agujero negro» para la economía boliviana si no se implementan ajustes inmediatos.
Datos del Instituto Nacional de Estadística revelan que las exportaciones de hidrocarburos fueron de 2.058 millones de dólares, mientras que las importaciones de combustibles ascendieron a 2.984 millones de dólares. Para contrarrestar la crisis, el Ministerio de Hidrocarburos y Energías propone la diversificación de ingresos con proyectos como la producción de biocombustibles y la construcción de una segunda planta de amoniaco y urea.
Analistas, como Álvaro Ríos, advierten que el déficit podría llegar a los 5 mil millones de dólares antes de 2030 debido al declive en la producción gasífera y el aumento de las importaciones de gasolina y diésel. La dependencia histórica de la renta gasífera, la subvención de hidrocarburos y la venta a precios subsidiados en el mercado interno también contribuyen al problema. El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, destaca la necesidad de medidas integrales y aumentar la producción para garantizar el equilibrio en el mercado interno y las exportaciones.