Aunque en la época no era raro que niños pequeños fueran colocados en ataúdes con adultos, historiadores se sorprendieron de ver un feto en el ataúd de un obispo.
El obispo de Lund, Peder Pedersen Winstrup, de las iglesias de Suecia y Dinamarca, murió en 1679. Hombre importante y respetado, su cuerpo fue momificado y enterrado en un panteón familiar en la catedral de Lund, en Suecia. Aparte de la excepcional conservación de sus restos, no hubo nada inusual en su muerte ni en su entierro.
Retrato de Peder Winstrup pintado por J.Ahlgren.
Cuando en 2015 los arqueólogos suecos examinaron con rayos X los restos del obispo, se quedaron sorprendidos cuando las imágenes revelaron que el obispo compartía su ataúd con los restos de un bebé prematuro nacido muerto. Ahora, el análisis de ADN antiguo ha revelado que el feto era probablemente el nieto del obispo, según un nuevo artículo publicado en el Journal of Archaeological Science.
Encontrar un feto o un bebé con los restos de una mujer, que normalmente se presume que es la madre, no es inusual en arqueología. Registros muestran que los restos de niños también fueron enterrados en la catedral de Lund, a veces incluso sin relación con los otros cuerpos con los que fueron colocados, ya que la tumba se utilizaba a veces como almacén provisional de restos.
¿Pero colocado en el ataúd de un obispo? ¿Un obispo importante que murió a la respetable edad de 74 años? ¿Y no solo colocado, sino escondido en el forro del ataúd, como si se hubiera guardado apresuradamente y en secreto? Este era un rompecabezas que los arqueólogos debían resolver.
Por eso, cuando los conservadores del Museo Histórico de la Universidad de Lund se enteraron, en 2012, de que el ataúd del obispo iba a ser trasladado a un nuevo lugar fuera de la catedral, se unieron a los científicos en una colaboración multidisciplinar para estudiar los restos del obispo antes de volver a enterrarlos. El cuerpo fue sometido a una radiografía y a una tomografía computarizada, junto con la ropa del obispo, varios artefactos y restos de plantas e insectos.
El relleno de la almohada sobre la que descansaba la cabeza del obispo Peder Winstrup.
Relación secundaria entre ambos
El equipo tomó muestras de ambos conjuntos de restos y realizó secuencias genéticas completas del ADN extraído. Y ahí estaba la respuesta: aproximadamente el 25 % de sus genes coincidían. Esto indica una relación secundaria entre ambos, como la que existe entre un tío y un sobrino, medio hermanos, primos dobles o, mucho más probable dada la edad relativa de los restos, un abuelo y un nieto.
Esto también está respaldado por las pruebas cromosómicas. Winstrup y el feto no comparten el ADN mitocondrial, que se transmite de la madre; esto significa que la madre no era hija de Winstrup. Además, los dos cadáveres compartían un cromosoma Y, que solo puede ser transmitido por el padre.
Esto sugiere que el padre del niño era el hijo de Winstrup. Del primer matrimonio del obispo tuvo un hijo que llegó a la edad adulta, también llamado Peder Pedersen Winstrup.
¿Cómo llegó el feto a manos del obispo?
Según los registros históricos, el joven Winstrup estudió fortificación –en lugar de teología– cuando asistió a la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, cuando era joven. Se casó a más tardar en 1679 con una joven noble llamada Dorothea Sparre, que trajo consigo Södertou, la finca de su difunto padre.
En 1680, en el marco de la Gran Reducción, en la que la corona sueca reclamó las tierras regaladas a la aristocracia, el joven Winstrup perdió sus propiedades. Pasó el resto de su vida en la indigencia y nunca tuvo más hijos; el linaje murió con él en algún momento de principios del siglo XVIII.
El feto, por tanto, parece ser una pieza de la triste historia del hombre –quizás colocado en el ataúd de su padre como un acto simbólico, según los investigadores–, el último heredero masculino de Winstrup enterrado con su abuelo.
En 2014, la momia del obispo Peder Winstrup se introdujo en un escáner de tomografía computarizada para un examen.
«Parece probable que los familiares hubieran tenido acceso a la cripta donde se guardaban los ataúdes de los Winstrup, y, por tanto, la posibilidad de depositar el feto en uno de los ataúdes, en este caso el de Peter Winstrup», concluyen los autores.
Sin embargo, hay una pequeña probabilidad de que el feto pueda ser el de la hermana del obispo, Anna Maria (que pudo morir en el parto) y su marido Casper von Böhnen, suponiendo que Casper perteneciera a un haplogrupo Y similar.
FEW (Lund University, Journal of Archaeological Science)