Aspirante a militar se suicidó por maltratos que recibía en el regimiento

Paolo Alexander Pino Quintero, de 19 años, soñaba con una carrera militar. A principios de 2022, ingresó al Regimiento de Infantería de Montaña 11 (RIM) en Mendoza. No fue fácil. Sufrió bullying y maltrato. Y, por razones que no están claras, decidió quitarse la vida el 4 de octubre pasado.
Me retan porque no me sé los cargos. Me humillan por todo ma… me hacen limpiar y me dicen que me van a dar la baja. Estoy llorando desde las 20″, son los mensajes de WhatsApp del joven con su mamá Mary, que hoy pide Justicia.

Su familia denunció en los tribunales del Valle de Uco a sus superiores del Ejército por los maltratos, vejaciones y castigos a los que aseguran fue sometido Paolo durante su entrenamiento en el regimiento de Tupungato, a 90 kilómetros de la ciudad de Mendoza.

El fiscal de Homicidios de Mendoza, Facundo Garnica, inició una investigación por el posible delito de instigación al suicidio.
«Mi hijo se quitó la vida el 4 de octubre, en mi casa. Murió en mis brazos. Sufrió acoso psicológico y físico, me lo mató el Ejército», dijo su mamá, María Isabel Quinteros, en una entrevista con radio Nihuil de Mendoza.

La familia apunta a dos oficiales como los responsables de los maltratos. Pero también recibió burlas de otros cabos, que lo discriminaban y no querían compartir tareas con Paolo. Según su mamá, porque sus compañeros «tenían miedo de que los bailaran como a mi hijo» durante el entrenamiento.

El 27 de abril, Paolo se sometió a un chequeo médico en el Hospital Militar de la Ciudad de Mendoza y aprobó los exámenes psicológico y físico para iniciar la carrera como militar. Ingresó al Ejército en mayo.

Mary contó que dentro del RIM se burlaban de su hijo porque era una persona de bajos recursos económicos, piel oscura y tímido. «La primera semana le hacían burla porque iba con traje prestado porque no tenía propio, porque era morochito, una sombra le decían», recordó.

Lo peor comenzó la segunda semana cuando, según la mamá del soldado, lo empezaron a «manijear», como se llama a las prácticas abusivas en la jerga militar: «Lo obligaban a hacer cuerpo a tierra, salto de rana y comer comida del piso».
La penitencia o absurdo ejercicio consistía en llevar un plato de comida saltando en un pie. Si a los soldados se le caía, tenían que comer del piso. «Una vez le dieron un plato con arroz y se le cayó, lo tuvo que comer del piso como si fuera un perrito», dijo la mamá.

Paolo tenía un tic nervioso. Cuando se ponía nervioso se mordía el labio. Mary aclaró que era un movimiento involuntario y que los superiores castigaban a su hijo porque creían que se reía de ellos o se burlaba.

El tormento al que era sometido el adolescente quedó escrito en su mensajería de WhatsApp con su mamá: «Me hicieron limpiar todo porque se me hacen todos los pesados. Me están por pedir la baja por bajo rendimiento», contó el chico. Más adelante relató: «Estoy en la miseria. Me humillan por todo».

La mamá dijo que Paolo no tenía compañero para su entrenamiento porque nadie quería ser «bailado como su hijo». Y que los superiores le dieron una piedra para que la cargara en la mochila cuando tenían que ascender un cerro. «Era una roca como de 60 kilos. Mi hijo hasta le puso de nombre Rocky. Vivía, comía y hasta dormía con la piedra. Decía que era su compañerito. Yo pedí (al Ejército) que me entregaran la piedra y no me la dieron», se lamentó Mary.

En la causa judicial han declarado compañeros del soldado, quienes confirmaron que transportar una piedra pesada de una lado al otro era una orden que tenían que cumplir todos, como parte del ejercicio físico.

La mujer dice que denunció de forma anónima estos maltratos antes del suicidio de su hijo, ante un número que encontró de un organismo de derechos humanos, pero que no tuvo respuestas.

Y sospecha que el Ejército sabía de ese hostigamiento y las vejaciones que sufrió Paolo. «A la media hora de su muerte, llegó el encargado de la compañía militar a nuestra casa. No supimos cómo se enteraron. Lo sacó la Policía porque estaba Científica realizando los peritajes», detalló la mamá.

El abogado de la familia, Daniel Alvarez, le dijo a Clarín que aguarda el resultado de una pericia de la Policía Científica al teléfono del adolescente para determinar con quién se comunicó en los días previos a quitarse la vida.

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