El uso cotidiano de dispositivos electrónicos como teléfonos móviles o bicicletas eléctricas conlleva un riesgo que no debemos ignorar: la posibilidad de que las baterías de iones de litio exploten.
Uno de los principales signos de advertencia es el calor excesivo. Aunque es normal que los dispositivos se calienten durante su uso, cuando el calor es extremo, podría estar ocurriendo una peligrosa «fuga térmica». Este sobrecalentamiento es una clara señal de que la batería está fallando y podría desencadenar una explosión.
Hinchazón: una señal visible de peligro
Si notas que la carcasa de tu dispositivo está abultada, es probable que la batería esté acumulando gases internos. Aunque la hinchazón por sí sola no indica una explosión inminente, es un síntoma que, junto con el calor extremo o el humo, requiere atención inmediata. Es recomendable dejar de usar el dispositivo y buscar asistencia técnica.
Humo y olores: la alarma final
El humo blanco o gris que emana de un dispositivo es una clara advertencia de que la batería está a punto de explotar. Si también percibes un olor químico fuerte, debes alejarte inmediatamente del dispositivo, apagarlo si es seguro y moverlo a un lugar seguro.