Ajayu, el jucumari que sobrevivió al flagelo

Hace seis años, había poca esperanza que Ajayu viva; hoy está en el centro de custodia Senda Verde, en Coroico, echado en una hamaca, cuidado y tranquilo.

¿Recuerdan a Ajayu? El oso jucumari que flagelaron y al que sus rescatistas lo bautizaron con su nombre que significa «alma» o «espíritu» en aymara. Lo visitamos en el Centro de Custodia de Fauna Silvestre de la organización Senda Verde. 

Ahí estaba. Echado de espalda y descansando en una hamaca que hace de su cama. Se lo veía tranquilo, de hecho, ni se inmutó con la presencia de sus visitantes. Parecía que disfrutaba de la paz y los ruidos propios de la naturaleza en el municipio de Coroico, ubicado en Nor Yungas, en el departamento de La Paz. 

Hace seis años, por la gravedad de sus lesiones, la esperanza de que sobreviviera era mínima. 

¡Recordemos! Un 25 de enero de 2016, fue rescatado de la localidad de Tiraque en Cochabamba luego de sufrir una brutal golpiza por comunarios de Komer Kocha, quienes justificaron su accionar acusándolo de haber intentado atacar a un niño.

¿Cómo estaba? Tenía desnutrición severa y la dentadura en muy mal estado. Pesaba 25 kilos, unos 40 menos de lo que debería pesar un oso macho de su edad (dos años aproximadamente) y tamaño. Había perdido la visión del ojo derecho.

“Este animal quedó completamente lisiado. ¿En qué sentido? Está completamente ciego y perdió gran parte de su olfato y ahora en Senda Verde tiene una segunda oportunidad de vivir; sin embargo, está condicionado a estar cautivo porque no puede estar con otros individuos de su especie”, explicó el guía de Senda Verde, Miguel Martínez, en el recorrido.

Su cuidado es diferente al de los otros cuatro osos jucumaris que hay en el Centro por su condición. “Ajayu usa este recinto para vivir, dormir y comer y no podrá volver a su espacio. A través del tacto logró reconocer el recinto e incluso se metió a la piscina para darse un chapuzón”, cuenta Martínez, como muestra de su recuperación. 

Ajayu es un sobreviviente del maltrato animal que existe contra diferentes especies en Bolivia. Para salvarlo primero fue trasladado al zoológico Vesty Pakos de La Paz donde tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Luego llegó a Senda Verde, donde hoy tiene todos los cuidados necesarios para poder vivir tranquilo y sin que le falte cariño. 

LA ESPECIE

Se le llama Jucumari, Oso de Anteojos, Oso Andino, Ucumari (Tacana) Juyu tyuñuj (tsimane).

Está catalogado como “Especie Vulnerable en la Lista Roja de Especies Amenazadas”.

Además, es la única especie de oso sudamericano que habita a lo largo de Los Andes, desde Venezuela hasta el norte de Argentina. 

Luego del tapir, es el mamífero terrestre sudamericano más grande. 

Puede superar los dos metros de longitud y pesar alrededor de 200 kilos. 

En vida silvestre no existe un dato preciso de su tiempo de vida; sin embargo, en cautiverio puede vivir entre 30 y 35 años.

En Bolivia se encuentra en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Tarija, Santa Cruz.

IMPORTANCIA

La investigadora del oso jucumari e ingeniera en ecología y medio ambiente, Viviana Albarracín Dávalos, destacó que se lo conoce como el ingeniero o arquitecto del bosque porque se alimenta de frutos y es dispersor de semillas; asimismo, es una especie paraguas que permite proteger a otras.

AMENAZAS

Albarracín explicó que el oso jucumari se encuentra expuesto a peligros como su cacería para el consumo de su carne o porque se cree falsamente que su grasa sirve para el reumatismo.

Además, existen agricultores que atentan contra su vida porque matan a sus vacas o se comen su maíz.  

También es víctima de tráfico de animales silvestres. Y están expuestos a la deforestación de su hábitat por la quema que hay en los bosques o por el cambio climático.

CUIDADOS

La investigadora precisó que entre las formas de apoyar a esta especie está conocer más de ella; valorar la fauna que existe en el país; y trabajar con los agricultores o gente del campo para que entiendan la importancia de esta especie.

Fuente: Opinión

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