La mujer ajustició al hombre que, estaba segura, había matado a su hijo por atropellamiento
Ciega del dolor por la muerte por atropellamiento de su pequeño de 3 años de edad, Martha «N» ideó una terrible venganza contra quien mató a su único hijo, un hombre presuntamente alcoholizado a quien la autoridad dejó libre por falta de elementos.
El trágico accidente en que murió el menor, así como la justicia por mano propia, ocurrió en Valle de Zaragoza, en San Luis Potosí.
De acuerdo con el testimonio de Martha, estuvo cazando por 15 días al presunto responsable, a quien abordó cuando éste, Sergio «N», salía tomado de una cantina.
Se aproximó a él, le besó y lo demás, dijo, fue más sencillo, pues le indicó al hombre que la acompañara a su casa, a lo que el tipo accedió, sin imaginar siquiera que sería la más terrible experiencia vivida.
Cuando estuvieron en casa, la mujer convenció a Sergio de que lo amarraría, porque así le haría el sexo; sin embargo, cuando lo tuvo a su merced no le hizo nada, sino que pensó en qué hacer con él.
Con la sangre fría y aún respirando venganza, Martha salió a buscar a la hija de Sergio, a quien se robó y mató, para continuar con lo que consideró su «justicia».
Explicó que cuando tuvo a la niña con ella, le «sintió feo» lo que le haría, pero pensó que así como a ella Sergio le mató a su hijo, ella le haría lo mismo a su niña.
Y la mató de varias pedradas que le propinó a la menor en la cabeza, pues «no se quería morir», explicó; luego pensó en enterrarla, pero luego su mente se hizo más oscura: empezó a descarnar a la niña y en un lapso de 12 días le dio de comer al hombre la carne de su pequeña.
Cuando llegó al día 12, Martha le tiró a Sergio la noticia más dolorosa: que la carne que estaba comiendo era la de su hija.
«Comenzó a vomitar y pidió que lo matara y pues le pregunté: ‘¿quieres ya morirte o prefieres terminar de comértela toda?’. A menos que quieras descansar».
Martha lo obligó a seguir comiendo a la carne de la niña y, cuando por fin la terminó, tomó un martillo y lo mató.
Consumada su venganza, la mujer acudió a la Policía, donde les narró lo que había hecho y les comentó a los oficiales: «Ahora está muerto en mi casa. Si quieren los llevo”.
Los agentes, que no dieron crédito a la narración, optaron por ir a casa de Martha, donde se toparon con el espantoso escenario: en un charco de sangre yacía Sergio, el presunto responsable de la muerte del hijo de Martha, y en una bandeja, huesos y restos de la pequeña niña del hombre.
Aún sin elementos, Martha tomó la justicia en sus manos, pero ahora tendrá en su conciencia los crímenes de quizá dos inocentes, en especial el asesinato de una niña que no merecía la terrible muerte a que fue sometida, y ella está en espera de proceso para definir su situación legal.
Fuente: Diario del Yaqui (Sonora Mexico)