Rania Abu Anza, una mujer palestina devastada, llora la pérdida de sus bebés mellizos, Naeem y Wissam, fallecidos en un bombardeo en Gaza.
Rania, quien luchó con tratamientos de fertilidad para ser madre, se ve ahora sumida en la desesperación tras la ofensiva israelí en la Franja de Gaza contra Hamás. En un bombardeo imputado a Israel, los mellizos, de menos de seis meses, se cuentan entre las 14 personas muertas en Rafah.
Entre sollozos, Rania se pregunta quién la llamará madre ahora, abrazando a sus bebés sin vida, mientras hombres buscan sobrevivientes entre los escombros de su hogar destrozado. La tragedia se suma a las más de 30,400 personas, principalmente mujeres y niños, que han perdido la vida desde el inicio de la operación militar israelí en respuesta a un ataque de milicianos islamistas.
La casa de la familia Abu Anza, según el Ministerio de Salud de Gaza, estaba habitada solo por civiles. Familiares, entre escombros, gritan nombres en la esperanza de encontrar sobrevivientes. La falta de herramientas para el rescate se lamenta mientras la población teme una posible ofensiva terrestre israelí en Rafah, refugio para 1.5 millones de palestinos desplazados.
Los mediadores buscan una tregua mientras Hamás envía una delegación a El Cairo. Para Rania, cualquier acuerdo llegará tarde; cuando le informaron sobre la muerte de sus hijos, gritó pidiendo ayuda para buscarlos entre los escombros, solo para confirmar la tragedia.