DW verifica: ¿por qué creemos en noticias falsas?

Las noticias falsas son una verdadera amenaza para la sociedad. ¿Cómo influyen los factores psicológicos y sociales en caer presa de ellas o no? ¿De qué modo podemos defendernos de las ‘fake news’?

Ya se trate de la guerra en Ucrania, del coronavirus o de temas de género, las noticias falsas circulan cada vez más por internet, en especial, las referidas a temas delicados, emocionales y controvertidos. Algunas veces es posible reconocer que se trata de información falsa, pero no siempre. DW averiguó por qué, y cómo podemos contrarrestar ese fenómeno.

Distorsión cognitiva: la interpretación inexacta de la realidad

La distorsión cognitiva es una forma errónea de procesamiento de la información, y puede perturbar nuestras emociones. Se trata de un patrón de pensamiento establecido que puede conducir a interpretaciones inexactas de la realidad. Creer en una noticia falsa está relacionado, entre otras cosas, con la imagen preestablecida que tenemos del mundo.

También se la llama sesgo cognitivo (Cognitive Bias) o partidismo. «Si escucho algo que quiero escuchar, porque coincide con mi visión política, entonces creo aún más en eso. Por el contrario, rechazamos algo que no está de acuerdo con nuestras convicciones”, dice el psicólogo especialista Psicología Cognitiva Stephan Lewandowsky. Y pone como ejemplo lo siguiente: si pensamos que Alemania recibe a demasiados refugiados, tendemos a creer en noticias que hablan sobre que hay distritos que están sobrepasadas por los refugiados, o en información sobre hechos negativos acerca de ese grupo de población.

Otro problema del sesgo cognitivo es que a menudo nos apresuramos a confiar en nuestra intuición. Nos parece innecesario verificar una vez más una información, antes de incorporarla a nuestro conocimiento, comentarla o pasarla a otros. Eso hace que muchos usuarios de una página web solo lean el título de un artículo, pero no el texto con la información que este contiene. Eso fue analizado por The Science Post y NPR al postear titulares engañosos. Para enterarse de que era una broma, los lectores tenían que cliquear en el enlace y abrir la nota, cosa que la mayoría no hizo.Hechos negativos tienen el efecto más fuerte

También el ‘efecto del seguidor’ (Bandwagon Effect) nos conduce a creer en información errónea. Las personas se orientan frecuentemente por lo que otros dicen o piensan, en lugar de formarse su propia opinión. En cuanto a las noticias falsas, eso significa que creemos más en ciertas informaciones si muchas personas creen en ellas.

Por ejemplo, si leemos un posteo en redes sociales con muchos ‘me gusta’, que muchos han compartido, tendemos a confiar en la inteligencia de rebaño, o de manada. El problema es que muchos comparten y dan ‘me gusta’ a contenidos que ni siquiera han leído.

Nuestra memoria tampoco es de mucha ayuda si se trata de almacenar algo visto o leído de manera correcta. Se trata de la ‘persistencia de la inexactitud’. No recordamos demasiado bien si algo era verdadero o falso. No es raro que las personas afirmen que la información era correcta, incluso si se corrigió más tarde, por ejemplo, en forma de verificación de datos.

El factor de la utilidad y la manipulación

Un estudio de la Universidad de Würzburg de 2022, en el cual 600 participantes debían juzgar distintas afirmaciones, dio como resultado que las características negativas de nuestra personalidad, así como las llamadas convicciones epistémicas posfácticas, nos hacen más vulnerables a las fake news.

«Para conocer las creencias de los encuestados sobre el conocimiento y los hechos, les preguntamos: ¿Confías en tu intuición cuando encuentras información? ¿Cuánto valoras la evidencia? ¿Crees que existen hechos independientes?», explica a DW el psicólogo Jan Philipp Rudloff, autor principal de la investigación. La evaluación mostró que a los participantes del estudio les resultó más difícil distinguir entre afirmaciones verdaderas y falsas cuanto más confiaban en su intuición y menos creían en la existencia de hechos.

«Y luego también observamos los ‘factores oscuros de la personalidad’, por así decirlo, en el centro de todos los rasgos oscuros de la personalidad, como el narcisismo o la psicopatía», dice Rudloff. «Se llaman ‘oscuros’ porque están relacionados con un comportamiento no aprobado socialmente», aclara. Para personas con un fuerte factor oscuro en su personalidad, sacar ventaja de algo es lo más importante. Todo lo demás -y eso también puede ser, en ocasiones, la verdad- se ve como secundario. «La cuestión no es si una información es verdadera o no, sino si resulta de utilidad”, señala Rudloff. Los factores oscuros de la personalidad y un concepto problemático del conocimiento y los hechos van de la mano, dice, y se manifiestan ya temprano en la vida.

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El deseo de agradar

Otro aspecto importante en la difusión de noticias falsas es, según el investigador de la Comunicación Joe Walther, la interacción social: «Las personas son activas en las redes sociales para tener la sensación de ser parte de algo, para recibir atención y reconocimiento”, explica.

El estadounidense Walther, director del Centro de Información, Tecnología y Sociedad, de la Universidad de California, agrega que los usuarios de Internet a menudo no comparten noticias falsas porque se enamoraron de ellas. Más bien, simplemente quieren entretenerse y divertirse a sí mismos y a los demás. O incluso comparten contenido precisamente porque NO creen que sea cierto.

¿Qué podemos hacer contra las noticias falsas?

La cuestión es cómo hacernos más resilientes. Un primer paso sería volvernos conscientes de nuestra subjetividad, y de que somos manipulables. Jan Rudloff aboga por una mayor transmisión de metaconocimiento vinculado a la ciencia y a la verificación de los hechos a escolares y estudiantes.

«En última instancia, en la ciencia solo se puede encontrar un consenso, una especie de acuerdo entre tantos expertos como sea posible. Tan pronto como se agrega nueva información, lo que antes se consideraba un hecho o un consenso, puede cambiar».

Esto es muy complejo y algunas personas tienen la impresión de que los hechos son determinados arbitrariamente por las «élites». Al igual que durante la pandemia de coronavirus, cuando se dijo por primera vez que los niños no propagarían tanto el COVID-19, y de pronto sí lo hicieron.

Un enfoque que va en una dirección similar es el llamado prebunking, o prevención para luchar contra la desinformación. Antes de una elección, en la que se esperan muchas noticias falsas para manipular a los votantes, sería concebible, por ejemplo, lanzar una campaña de información al respecto.

(cp/el)

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