La práctica de colgar fotos de los hijos en Internet, no sólo viola derechos personales de los niños, sino que tiene riesgos. Ahora Francia quiere ser el primer país del mundo en tomar medidas legales contra esto.
El nacimiento de un bebé, su primera sonrisa, sus primeros pasos. Los padres suelen alegrarse por esos primeros hitos en la vida de sus retoños. A menudo, estos momentos especiales se graban en película o se guardan en un álbum. Sin embargo, con la llegada de las redes sociales, las fotos de los niños se publican cada vez más en Internet, y esto puede tener consecuencias no deseadas.
«En última instancia, se trata de reconocimiento, por ejemplo, a través de mecanismos como likes o corazones», explica Sophie Pohle, responsable de educación mediática del Fondo Alemán para la Infancia, en Berlín. «En principio, no hay nada que no se muestre. A veces incluso se comercializa con bebés con fines publicitarios. Sin embargo, todo el mundo tiene derecho a su propia imagen. Esto se aplica también y especialmente a los niños.
La excomisaria de protección de menores de Inglaterra, Anne Longfield, advirtió en un informe de 2018 que, en promedio, circulan en Internet unas 1.300 imágenes de cada niño antes de que cumpla los 13 años. El fenómeno tiene incluso nombre propio: «sharenting», compuesto por las palabras en inglés «to share» (compartir) y «parents» (padres).
Publicación con consecuencias
La red no olvida nada. Esta frase tan oída puede convertirse en un problema. Por ejemplo, si los propios niños no están contentos con sus fotos. «Lo que los padres describirían como dulce y bonito, a los niños a veces les parece embarazoso», explica la portavoz del Fondo Alemán para la Infancia. Además, las imágenes suelen mostrar no solo la cara del niño, sino también su entorno personal. A menudo se pueden extraer datos adicionales de los mensajes de texto que las acompañan. Esto no es solo un problema por razones de protección de datos, «siempre existe el riesgo de que esa información e imágenes caigan en las manos equivocadas y circulen en círculos pedófilos, por ejemplo.»
«Los padres son relativamente conscientes de que las publicaciones en Facebook, TikTok o Instagram son problemáticas», explica Sophie Pohle. El punto crucial es cuán grande es el sentido de responsabilidad de los padres en ese momento y cómo se refleja, por ejemplo, en la configuración de privacidad de las redes correspondientes.
Prohibición de compartir imágenes
Para frenar la difusión excesiva de imágenes que atentan contra la dignidad, Francia quiere prohibir por ley que los padres compartan fotos de sus hijos en las redes sociales sin su consentimiento. En caso de desacuerdo entre los progenitores, los tribunales pueden intervenir, por ejemplo, prohibiendo a uno de ellos publicar o compartir fotos de su hijo sin el permiso del otro. En casos extremos, los padres pueden incluso perder el derecho sobre la imagen de sus hijos.
El nuevo proyecto de ley también presta especial atención a la «explotación de imágenes de niños en plataformas en línea». Así, los ingresos procedentes de fotos infantiles utilizadas comercialmente deberán ingresarse en una cuenta de la que puedan disponer los propios niños a partir de los 16 años. Además, se consagra un «derecho al olvido» exigible, según el cual los niños pueden hacer que se eliminen de internet fotos y videos suyos en un momento posterior si así lo desean.
El proyecto de ley francés en su conjunto refuerza los derechos personales de los menores ya consagrados en la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño. «El derecho a la propia imagen significa que cada persona puede decidir por sí misma qué material gráfico suyo puede o no difundirse públicamente. Y, por lo tanto, desde el punto de vista de los derechos del niño, es absolutamente importante implicar también a los propios niños en la decisión y aceptar un ‘no’ del niño y no despreciarlo sin más», concluye Pohle.
(mn/ers)